
“Eres capaz de hacer todo lo que te propongas en la vida”
Mi Experiencia
Esta frase nunca tuvo tanto sentido para mí como de unos años para acá.
Recuerdo que cuando estaba en la escuela en la conmemoración del día del árbol nos mandaron a hacer un Araguaney, yo hice uno con material reciclado. Lo recuerdo claramente, estaba muy muy feliz con mi trabajo, tenía unos 7 u 8 añitos. El tronco lo cubrí con trozos de palo de la mata de pomalaca del patio de mi casa y las hojas amarillas las cubrí con rollitos que hice con papel crepé.
A los dos días de entregar mi trabajo, la maestra los devuelve con la nota y una que otra observación. A esa edad mi maestra era un ejemplo a seguir, era uno de los personajes que más admiraba después de mi mamá. En aquel momento todavía la evaluación era en base a 20 puntos y por medio de esa puntuación era que se determinaba si el niño era inteligente o no. Con toda esta globalización, la crianza del niño con apego, el bullying y todos esos inventos de la nueva era, esto que acabo de contar parece de hace siglos y no, no fue hace tanto.
Cuando recibí el resultado de mi esfuerzo, trabajo y creatividad, mi decepción fue tal que decidí, a esa corta edad donde las decisiones más importantes se tratan de escoger la chuchería que me voy a comer a penas suene el timbre, a esa corta
edad decidí que no volvería a intentar hacer un trabajo manual más nunca en mi vida, pues me creí lo que la maestra colocó en el trabajo debajo de la puntuación 8/20: “la niña es muy cochina para las manualidades”
Hace unos años aprendí el maravilloso arte de romper nuestros propios paradigmas y empecé a hacer cambios significativos en mi vida haciendo a un lado esos paradigmas que me estaban autolimitando, pero las manualidades no entraban en esa lista.
Un nuevo hábito
Por circunstancias de la vida, hace unos meses me vi obligada a cumplir un reposo absoluto, todo el día acostada en cama sin poder moverme mucho. ¿Qué puedo hacer en todo este tiempo? Ver televisión nunca ha sido mi pasión, leer se me hacía un poco incómodo y no podía hacerlo por mucho tiempo, escribir más complicado aún, las redes sociales me aburrieron y hablar por teléfono todo el día me desesperaba. Adicionalmente, el reposo requería un descanso tanto físico como mental, así que lo que decidiera hacer tenía que cumplir esos requisitos.
Mi esposo me propone hacer algo que se llama Origami 3D, busco en Internet de qué se trata y cuando veo que requiere un trabajo manual me negué de inmediato, no pude evitar recordar aquella nota de mi maestra, aquel Araguaney totalmente arruinado.
Entonces allí recordé todo lo aprendido sobre los paradigmas, lo que he leído sobre adquirir nuevos hábitos, salir de nuestra zona de confort y me arriesgué. Busqué los tutoriales de YouTube, hojas, tijera y empecé a cortar y doblar papel. Tardé un par de días en aprender el arte y en un espacio de un mes ya había adquirido el hábito y no sólo eso, sino que descubrí un talento oculto.
En esta oportunidad no tendría una maestra que me evaluaría, la evaluación era mía y debo reconocer que disfruté corregir cada error e intentarlo nuevamente. Lo que hasta ahora me parecía algo imposible pasó a convertirse en un hobby y cuando veo un papel ya estoy pensando la figura en la que se va a convertir.
El Ciclo
Según Charles Duhigg en su libro “El poder de los hábitos” explica lo que es el ciclo de un hábito (The Habit Loop), éste se compone de:
- Señal(Cue): es el detonante que activa la ejecución de un hábito. Puede ser casi cualquier cosa: una situación, un sonido, un lugar, un objeto, una hora del día, un estado de ánimo.
- Rutina: es la secuencia de acciones que se ejecutan al percibir la señal. Dichas acciones pueden ser físicas, mentales o emocionales.
- Recompensa: el premio que recibe el cerebro y que refuerza el hecho de que el hábito en cuestión debe recordarse.
Esta secuencia es cíclica, en algún momento volvemos a percibir la señal y el ciclo se repite. Cada vez que recibimos la recompensa, la actividad cerebral se dispara momentáneamente. Al cabo del tiempo, el cerebro anticipa dicha recompensa antes de que realmente se produzca con un pico de actividad cerebral. De este modo se completa el ciclo, repetimos un hábito una y otra vez porque anticipamos y deseamos con ansia la recompensa cuando percibimos la señal.
Incluir un hábito nuevo en nuestras rutinas puede parecer algo imposible. ¿Cuántas veces no has intentado ir al gimnasio más de un mes y mantener la rutina por todo el año? ¿O mejorar tus hábitos alimenticios? ¿O levantarte a una misma hora en las mañanas para poder llegar temprano al trabajo? Eso por nombrar los hábitos más sencillos pero que sabemos que si los adquirimos los cambios en nuestra vida serían significativos.
No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible. Este ciclo del hábito lo podemos aplicar para sustituir malos hábitos por nuevos y mejores hábitos, es aplicable en cualquier ámbito de nuestra vida y en cualquier circunstancia, el requisito indispensable es la disposición que tengamos de hacerlo.
Hagan el intento, empiecen por sustituir un hábito pequeño y por incluir otro pequeño que no requiera tanto esfuerzo, recuerden los elementos del ciclo, aplíquenlo, háganlo por tres meses y me vienen a contar cómo les va, de seguro los resultados serán excelentes y satisfactorios.
Milangela Araque
Milangela Fabiola Araque “Mili”. Una “Guaricha” nacida y criada en Maturín Estado Monagas, recién importada a la capital del país. Amante del café y la literatura. Escritora de cuentos. Creadora de @sitelocuentove. Asesora en Atención al Cliente, Captación, Selección y Formación de personal, luego de 10 años de experiencia en el área desarrollada en la empresa privada. Por allí hay un título que dice que soy Licenciada en Contaduría Pública, egresada de la Universidad de Oriente en el año 2008.

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5 Comentarios
Suly Yalitza Lander Castro
Creo que todos hemos vivido experiencias similares a temprana edad que nos marcan por mucho tiempo y en algunos casos durante toda la vida. Es importante romper con esos prejuicios ajenos que se implanta .En el subconsciente y avanzar. Gracias por compartir tu relato
Martha Rodríguez
Amiga querida, qué influencia pueden tener los adultos en la vida de los niños!!! Me identifico tanto con tu historia! La buena noticia es haber llegado al momento del reencuentro con nosotras. Muy útil interesante la información acerca de los hábitos. Gracias por tan hermoso artículo!!
Ivelis Ruiz
¡Hermosa historia! Yo también soy de las que piensan que es maaaalaaa para las manualidades. Tu escrito me acaba de motivar a intentarlo, quién sabe…
Patricia
Amiga bella, espectacular relato. Me idéntifico mucho con esa experiencia. Gracias a que me creí una calificación negativa, he tenido que luchar con mi terror a las cámaras y hablar en público.
Sheila Vargas Rojas
Hermosa paisana. Agradezco a la vida y sus diosidemcias , puesto que gracias a ellas te he encontrado en mi vida. Yo, conmigo espíritu voluble soy poco proclive a los hábitos. Es decir, son parte de mi trabajo, pero en mi vida le corro un poco y es que soy de las que siento que la libertad me nutre y me lleva a otro nivel. Sin embargo esto me ha movido , ¡Y cómo! Nuestros eventos dramáticos a veces nos conectan con lograr una versión diferente de nosotros que jamás sabíamos. Y eso requiere valor. Te abrazo y acompaño siempre.